Paradigma neorural: La Pastoreta

'Un ruiseñor se niega a anidar en una jaula para que la esclavitud no sea el destino de su cría'
(Khalil Gibhran)


La joven urbanita que dejó la ciudad por 400 ovejas

‘La Pastoreta’ cree que su profesión es lo más natural del mundo y quiere que su hijo se críe en la montaña




Los ganaderos de la zona la conocen como la Pastoreta, al ser la única mujer joven que se dedica a la pastura en la Vall d’Àssua (Pallars Sobirà). Cuando en 2010 se instaló en Llessui, en plenos Pirineos, nadie apostaba por ella. “En el pueblo me decían que no duraría más de un año”, explica ahora con una sonrisa. Los ganaderos pensaban que era demasiado joven para un trabajo tan duro y que pronto volvería a casa. El tiempo ha demostrado que Anna llegó a la montaña para quedarse, rompiendo así con todos los estereotipos.

Se muestra sorprendida por el interés que ha suscitado su historia, desde que la empresa de agua mineral Veri, la hiciera protagonista de su anuncio. “Al principio pensé que mi vida no era lo suficientemente interesante para hacer una anuncio, pero al final me convencieron”. Considera que su vida es de lo más normal.

Llegó a su profesión por casualidad. Con 19 años abrió un bar en Banyoles, pero pronto lo tuvo que cerrar. En ese momento, un ganadero le ofreció hacerse cargo de sus ovejas durante tres meses. Le gustó el trabajo, pero le pareció demasiado esclavo y decidió apostar por otras cosas. “Quería sentirme libre, viajar y vivir la vida, un deseo que parecía incompatible con ser pastora”, recuerda. Decidió subirse a una furgoneta con su pareja y descubrir mundo. Menorca fue el destino final, donde estuvo dos años trabajando de florista. Pero tampoco era lo que buscaba.

Fue entonces cuando, con su anterior pareja, se inscribió en la Escola de Pastors de Catalunya, en Rialp. Fue él quien la animó apuntarse al curso, pero cuando la relación terminó, decidió seguir adelante con el proyecto. No dudó ni un segundo en escoger su nuevo destino: “Los Pirineos debían ser mi casa”. Dejó Menorca, el sol y las multitudes por Llessui, el frío, la nieve y el silencio. Un cambio radical. “He aprendido que el silencio y la soledad son interesantes, aunque en la ciudad tienen connotaciones claramente negativas”. Las montañas y su vida tranquila la cautivaron y le hicieron olvidar el clima y las duras condiciones de vida.

Desde que optó por crear su propio negocio, su rebaño no ha parado de crecer. Empezó con cuarenta ovejas y ahora ya tiene más de 400. Pero lo más importante es que en la Vall d’Àssua ha creado su propia familia. Y es que precisamente este hecho es lo que ha terminado de convencer a los escépticos pastores de la zona que Anna había llegado para quedarse. Cuando la vieron ocupándose de su rebaño em­barazada de ocho meses, lo ­tuvieron claro: la Pastoreta había encontrado su lugar en el ­mundo.

Anna Plana quiere que su hijo de tres años crezca en esta tierra, asegura que ya tendrá tiempo para descubrir la ciudad y su trajín. Cree que es la mejor lección que le puede dar. “Aquí conocerá la esencia de la vida. Ahora hay muchos niños en la ciudad que creen que la leche sale de un tetrabrik. Mi hijo desde pequeño ha visto que proviene de la vaca o las ovejas”. Aunque le apasiona su trabajo, no es su única prioridad. La pastura puede ser una profesión muy esclava, así que intenta buscar siempre espacios para su familia.

Reconoce que sin el apoyo recibido por parte de la gente del pueblo, su proyecto no hubiera prosperado. En Llessui, donde sólo viven 60 personas, los vecinos siempre que pueden se ayudan unos a otros. Al principio, hubo una persona que le cedió los pastos para que sus ovejas pu­dieran pacer y otra le ofreció el lugar para guardar el ganado por la noche. Hasta hubo quien, al largo de dos años, le cedía toda la paja necesaria para poder alimentarlas.

“Los inicios fueron duros. No estaba acostumbrada a la vida en la montaña. Ni siquiera sabía andar por la nieve”. El frío y el viento fueron sus enemigos. Pero poco a poco se ha ido adaptando a su nueva vida. “Si realmente es lo que quieres, la fuerza sale de dentro”. Ahora no puede imaginarse otra opción de vida. Necesita de su rebaño y de los paisajes. Y cada vez que ve un nuevo nacimiento entre sus ovejas, se da cuenta de que vale la pena todo lo sufrido. Anna tiene muy claro que su vida transcurrirá aquí. Seguirá haciendo de pastora hasta que las piernas aguanten. Sin saberlo ha encontrado lo que estaba buscando.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/gente/20160702/402909154631/urbanita-dejo-ciudad-400-ovejas.html

Proyecto de Gestión Sostenible Rural



Mas info:
Se venden pueblos abandonados desde 59.000 euros
http://www.idealista.com/news/inmobiliario/vivienda/2012/10/01/520319-se-venden-pueblos-desde-59-000-euros

Te pone ¿eh, pillín?

Pero qué co..... es estooo?. A ver si pido otra vez ser mod y os chocopunteo por irreverentes

Mujer ocupa un trabajo rural y es noticia.

Viva.

Buen intento para que los de las cariocas se vayan a revivir pueblos muertos.

Ahora que lo pienso, ¿no sera en realidad Catlander?.
Así se da a conocer sin que nos la tomemos en serio y sigamos pensando en el como un machote de pelo en pecho y los cataplines bien puestos.